En el juego de la vida, la regla más elevada que debemos tener siempre en mente es asumir plena responsabilidad por todo lo que sucede en nuestra realidad. Desde la perspectiva de la Kabalá, entendemos que cada experiencia que vivimos es una oportunidad diseñada por el Creador para nuestro crecimiento y corrección (Tikún). Nada en nuestras vidas es casual; todo está orquestado para revelarnos lo que necesitamos transformar. Solo cuando tomamos consciencia de nuestras propias limitaciones y desequilibrios podemos comenzar el trabajo de corrección, pues nadie puede corregir lo que no ve en sí mismo.
De igual forma, no podemos exigir o esperar que los demás cambien o sean diferentes, ya que cada uno está en su propio proceso de corrección. La Kabalá nos enseña a ser tolerantes y compasivos con los otros jugadores en este gran juego, comprendiendo que ellos también están luchando con sus propias Klipot (cáscaras) y deseos egoístas. Nadie puede corregir o mejorar algo de lo que aún no ha revelado en su consciencia.¿Cómo puedes molestarte con alguien por algo de lo que esa persona no es consciente de si mismo? La tolerancia con los otros jugadores es la regla principal en este juego. Al reconocer que cada uno libra sus propias batallas internas, nos volvemos más empáticos y pacientes. La regla principal en este juego de la vida es clara: aprende a ser un espejo de amor y tolerancia para los demás, pues todos estamos trabajando en nuestra propia corrección, en el tiempo y el espacio perfectos que nos corresponde.